Algunos de los desastres de este año rozan incluso lo descarado.
2022 fue en muchos sentidos un año de juegos increíbles, pues así como tuvimos obras maestras como Elden Ring o Xenoblade Chronicles 3, hubo alguno que otro que increíblemente nos dejó con la boca abierta de lo malos que salieron por más de una razón que rebasa lo técnico. Para poner en contexto la cosa, algunos de los bodrios del año parecen más propios de la crisis que casi entierra -literalmente- la industria en los 80 que del año de los retornos.
En 2022 el gaming ciertamente estuvo de regreso, pero desafortunadamente eso también cuenta para los juegos de malos a desastrosos y mucho peor que nunca, como así lo demuestra esta lista.
Waifu Impact
Aunque el battle royale ha visto tiempos mejores, copiar a Fortnite, Free Fire y demás exponentes de este género sigue siendo una tentación para muchos estudios que lo hacen mejor o peor… y luego está este “juego”.
Waifu Impact es uno de los más perezosos intentos de introducir una variante a este género, pues no es más que un montón de chicas anime tirándose agua unas a otras con fotos en bikini como único desbloqueable. Decir que se quedó en intento es poco, pues el contenido es escaso y tan monótono que no da más que para un par de partidas; eso si primero no te han desesperado los chillidos (di que fuimos amables, ¿eh?) de las chicas.
Sonic Origins
Es poco común que un mismo personaje aparezca en listas tanto de malos como de buenos juegos y para 2022 ese dudoso honor le queda a Sonic The Hedgehog, que por su aniversario número 30 SEGA intentó mandarse un compilado de sus clásicos que puede entenderse que saliera un año tarde por razones de sobra conocidas, pero el resultado final simplemente es un despropósito.
A ver… ¿Por dónde empezamos? Sonic Origins de entrada debía ser una colección de los títulos del erizo del Genesis y SEGA CD con algunas mejoras que prometían, pero que se vieron opacadas por un DLC sin sentido y bastante confuso que casi de inicio acabó con cualquier buena impresión, ya que fue anunciado de inmediato. Por si todo esto fuera poco, todo el compilatorio está lleno de bugs y glitches que para su desgracia estaban ausentes de los originales.
Nintendo Switch Sports
Como seguramente muchos recuerdan, el Wii ya era todo un fenómeno antes de los Super Mario Galaxy, Super Smash Bros. Brawl y Mario Kart Wii, lo que fue posible gracias a Wii Sports. 16 años después de aquel título demostrativo se le ocurrió a Nintendo traerlo de vuelta, pero dada la impresión que dejó la entrega para Nintendo Switch no estamos seguros de que fuera buena idea.
Nintendo Switch Sports ciertamente planteaba una evolución de la fórmula tan exitosa en 2006, pero fracasa en aspectos que ciertamente no se debieron descuidar. Se aplaude que haya cosméticos que pueden desbloquearse jugando y online, pero el problema es que esto no es posible jugando localmente. Otro punto en contra es que hubo poco contenido y aunque se ha añadido más, ha venido un tanto tarde; más que tratarse de un mal juego, es un caso de mala gestión y pésimo timing, pues quizá le hubiera ido mejor si salía en vez del infame 1, 2, Switch e incluido de lanzamiento con la consola en 2017, por supuesto con todo el contenido de una vez.
Diablo Immortal
Una de las postales más recordadas de la BlizzCon es justamente el anuncio de este juego, y quienes reaccionaron mal al hecho que saldría para móviles hoy serían poco más que profetas, pues aquello no gustó solo por la plataforma elegida, sino porque daba muy mala espina, comprobando este año aquello de “piensa mal y acertarás” con resultados peores que los imaginados.
La impresión general que se tiene de Diablo Immortal solo dura lo que su modo historia, pues lo que más interesa a su comunidad, que es el PVP y online, es justamente lo que da asco. Para no hacer largo el cuento, en el llamado endgame el juego cobra hasta por respirar y queda como un ejemplo tan ingrato de Pay to Win, que hubo alguien que se gastó US$100 mil en mejorar todo su equipo y personajes solo para para no poder jugar con nadie.
CrossfireX
A finales de 2021 el FPS pasaba un momento difícil sobre todo en Series X, ya que al descalabro de Battlefield 2042 y Call of Duty: Vanguard se suma que Halo Infinite se desinfló muy rápido. CrossfireX no es que pretendiera ser mejor que ellos, pero al menos era una opción… de las malas.
Remedy y los coreanos de Smilegate Entertainment hicieron taaaan bien una adaptación de un shooter de hace 15 años que se juega como hace 15 años, pues aparte de sentirse anticuado tiene unos controles que para una consola como la de Microsoft son imperdonables. Lo que sí pretendía este juego era ser una versión moderna de aquel y esa es su segunda falla, pues hay muy poca novedad que lo haga atractivo, sin mencionar que en muy poco o nada marca distancia con las cosas más cajoneras del género, volviéndolo uno más del montón que para colmo llega envejecido queriendo ser nuevo (en Occidente).
Babylon’s Fall
Square Enix sigue viendo una de cal y otra de arena, pues nuevamente nos presenta el peor juego del año y para colmo llevándose de corbata a Platinum Games. Una colaboración que a priori tenía potencial, pero que entregó un juego online que bien podría compartir el podio de lo peor de la historia con Superman 64 e E.T. (Atari 2600).
Lo que debía ser una experiencia adictiva y con mucho replay value como suelen ser los MMO resultó ser una cosa repetitiva, genérica y sin gracia cuyos hechos lo dicen todo: Sus servidores cierran el próximo mes de febrero, apenas 11 meses tras su lanzamiento por falta de jugadores, casi como admitiendo los devs que la regaron; por si fuera poco, a los de GameStop nada más les faltó pagarle a la gente para que se los llevara a casa, pues si no es porque regalaron el stock, tendrían unos estantes llenos de pisapapeles dentro de un tiempo.